A veces, para que la mar se calme, hay que llegara sus profundidades, llegar a sus sitios más oscuros y entrar sin miedo hasta que todo sea más claro y luego seguir bajando por las profundidades hasta que ya no haga falta más. En ese momento, cuando todo tiene sentido y cuando las respuestas están fundamentadas, la craridad aparece para envolvernos en un sueño tranquilo.
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